El día de hoy se ha convertido de repente en especial.
Especial porque mi poema Metamorfosis, participante en el reto de Mos en la orilla, ha obtenido el segundo puesto en la modalidad de poesía .
Es la primera vez que participo en esta iniciativa y me parece increible haber coneguido quedar entre los ganadores.
Desde aquí quiero agradeceros que lo hayáis hecho posible y transmitir mi felicitación al resto de participantes por la calidad que han demostrado con sus trabajos.
Aprovecho para daros a conocer al resto de ganadores, a cual mejor sin duda, tanto en prosa como en verso.
Y si queréis leer el resto, que son tan buenos como los que han ganado, pasad por casa de Mos:
http://mosenlaorilla.blogspot.com.es/
POESÍA:
METAMORFOSIS (PRIMER PUESTO)
Mi rostro contra el espejo,un látigo tuyo en cada célula,y mi piel muriendo de soledad.Mis pechos, páramos lentos,agonizando por una caricia
de tu mano inflexible.
Rota,
desde mi pasión reventada,
araño el cristal de mi molde,
y te llamo, ahora,
cromada, dilatada, plastificada,
con voz de linterna,
con lágrimas eléctricas resbalandopor mis mejillas de muñeca.
©Maite Sánchez Romero (Volarela)
METAMORFOSIS (TERCER PUESTO)
"Mirando su hermosura en el espejo,
se sintió invadida de tristeza,
admitió la ineludible certeza
de que para él era algo viejo,
de que el amor que él decía profesarle,
se medía con años y arrugas.
Se reconoció, ya sin medias tintas,
que por él haría lo inconfesable.Tenía sobre ella tal soberanía,
que no importaba sacrificio alguno,
creyendo que así siempre la amaría.
Salió de la clínica hueca y vacía,
vieja por dentro y radiante por fuera,
mientras él, ajeno a todo, la exhibía".
©MARÍA.
PROSA:
METAMORFOSIS (PRIMER PUESTO)
Mientras él planificaba su viaje de negocios a Malasia, ella planificaba su metamorfosis, con el cirujano plástico. Él estaría ausente durante tres semanas, y el mismo día de su partida, ella ingresaría a la clínica para la operación. Él estaba orgulloso de su belleza. Ella estaba dispuesta a hacer todo lo posible para mantenerse atractiva, no quería perderlo, ni a su nivel de vida.
—Todo ha salido bien. Tu esposo estará satisfecho —dijo el cirujano.Tras la recuperación, retornó a su casa, nerviosa y feliz. Se sentía otra mujer, diez, quince años más joven. ¡Qué regalo sería para su esposo! Pasados los días, él regresó de su viaje. Anochecía. Cansado de las horas de vuelo, entró en la casa y dejó su maletín sobre el sofá. Ella apareció en la puerta del vestíbulo, en silencio. Él la miró, sin sorpresas, desde su cansancio.
— Tú debes ser la nueva mucama. Llévate mi abrigo y mi maletín. Avísale a mi esposa que he llegado. Luego, dándole una nalgada y guiñándole un ojo, le soltó: Parece que va a ser interesante tenerte en casa, preciosa.
© Hugo Jesús Mion.
METAMORFOSIS (SEGUNDO PUESTO)
Había estudiado el proceso hasta su última consecuencia. Aquella mujer, de más que mediana edad, seguía estando locamente enamorada de su marido, a pesar de que había muerto hacía ya, bastantes años. Él se marchó en la flor de la vida y ella quedó aquí, arrugándose con su pena y con el paso del tiempo. ¡No lo soportaba!Decidió entrar en quirófano y quitar todas las marcas del dolor y de la edad que habían cambiado su fisonomía, quería devolver a su rostro la tersura que tenía cuando él vivía. Exigió al cirujano, que tras la operación, cuando todo estuviera normalizado, sería ella la primera que, en solitario, visualizara los resultados estéticos obtenidos.
Así lo pactó y lo hizo: Nerviosa por el momento que iba a vivir, entró en el baño, todo estaba preparado. Se quitó los vendajes poco a poco, como si de un rito se tratase, abrió el tubo de pastillas y se las fue tomando con una liturgia digna de la mejor ceremonia para el reencuentro.
© Cecilia de Molina
METAMORFOSIS (TERCER PUESTO)
Le estaban quitando la última venda y no podía dejar de removerse en la silla.
Hacía tiempo que había decidido realizarse la cirugía. Su vida tenía que cambiar, estaba tan vacía que no le había importado someterse a semejante dolor, ni pagar tanto dinero.
Ahora la gente la tendría que valorar desde otra mirada. Estaba harta de su rostro, de no ser escuchada, de que nadie le diera la oportunidad de demostrar lo que había en su interior catalogándola a primera vista por su aspecto.
El cirujano le indicó que ya estaba lista para darle el alta, su rostro había quedado tal cómo ella se lo había pedido. Inmediatamente le acercó el espejo. En él se reflejaba la mujer más fea que había visto en su vida. Una sonrisa enorme se dibujó en su nueva boca despareja y fina.
Por fin había dejado de ser hermosa, y los hombres la tendrían que amar por lo que realmente era. A partir de ahora iba a demostrar que había nacido con algo más que una cara bonita.
©Sindel Avefénix